Porque nadie te ha enseñado cómo hacerlo
Si alguna vez has intentado meditar y has sentido que “esto no es para mí”, “mi mente no para” o “no sé hacerlo bien”: no es culpa tuya. El problema no es que no puedas meditar, sino que nadie te ha enseñado cómo hacerlo de una manera realista, sin idealismos ni exigencias absurdas.